TEORIA ECONOMICA SUBJETIVA SOLIDARIA - 4a Edición

 

Esta cuarta edición de Teoría Económica Subjetiva Solidaria (TESS) tiene como principal objetivo agregar herramientas al análisis económico presentes en las ediciones previas (y algunos ajustes de simbología de variables), lo cual se logra mediante: mayor precisión explicativa, reordenamiento expositivo conforme también hemos incorporado nuevas entidades y herramientas epistemológicas, a la vez que hemos pretendido un ordenamiento acorde al sentido común, lógico deductivo, con el que enfrentamos los menesteres económicos cotidianos. Esto último apunta a que el orden lógico deductivo adoptado sea el natural que inspira la inquietud de aprender economía, como personalmente me ha sucedido.

ADVERTENCIAS:

  • Conforme Popper, toda nueva teoría trae términos nuevos, pues aquí está plagado de ellos debido a que trata de todos los temas involucrados en el análisis económico.
  • Se apreciará reiteración de conceptos, los cuales han sido incluidos adrede conforme he creído conveniente hacerlo dado el contexto en el cual están necesariamente involucrados.

 

Es prudente introducirnos mediante un resumen del contenido de cada capítulo y anexo del trabajo, esencialmente en lo referido a las nuevas entidades que incorporamos al análisis económico.

 

Capítulo I – La condición humana: en este capítulo configuramos el ámbito adecuado dentro del cual se debe hacer teoría económica, el de la naturaleza humana.

 

Capítulo II – La ciencia económica: aquí presentamos los fundamentos por los cuales consideramos a la economía una ciencia, a la vez que la definimos, y planteamos el dilema central que la misma debe resolver.

 

Capítulo III – El valor: aquí definimos el valor subjetivo, objeto de estudio de la economía, su mensurabilidad (contra sensu de lo establecido) a través de su dimensión utilidad, la cual tiene un comportamiento marginal decreciente. Aquí descubrimos la ley de la riqueza o ley de utilidad marginal decreciente de la riqueza ―con la cual corroboramos a Menger: la economía se explica exclusivamente por la utilidad, no por los costos ni los precios (curvas de oferta y demanda).

La correlación positiva entre bienes económicos y riqueza, aquí desarrollada, opera como una poderosa síntesis del análisis económico: hace observable y “real” el valor subjetivo.

En este capítulo desarrollamos la ecuación general de la riqueza, y la unidad de medida económica que nos permite mensurar el aspecto escasez de cada manifestación de riqueza y la relativa entre distintas de ellas.

 

Capítulo IV – Trabajo y capital: aquí definimos trabajo y capital, la complementariedad entre ambos para generar riqueza, que dan origen a los intercambios económicos. Todo conducente a un mayor nivel de riqueza de cada uno (mérito) y de todos (solidaridad).

Capítulo V – El intercambio: aquí aprendemos: a) que el intercambio es riqueza per se, b) la presencia de los valores relativos de las riquezas que se intercambian son el origen de la ecuación del intercambio, que nos precisa los valores relativos de las distintas manifestaciones de riqueza intercambiadas, y c) la ecuación que define el acto de intercambiar.

En este capítulo terminamos de comprender un concepto muy importante en el análisis económico, el de la doble relatividad de la riqueza: intrínseca y extrínseca.

 

Capítulo VI – El precio: surge como consecuencia del intercambio, originado en los valores relativos, los que surgen por la valoración subjetiva.

 

Capítulo VII – La relación valor precio (U qt qi): aquí terminamos de comprender cómo los precios surgen de los valores subjetivos (causalidad lógica natural), así como advertir que los precios nos permiten mensurar los valores relativos que les dieron origen (causalidad fáctica). Aquí descubrimos la ley del intercambio o ley de utilidad marginal relativa del intercambio, origen de los mismos.

 

Capítulo VIII – La moneda: aquí comprendemos el origen y significado de la moneda. La moneda es un bien económico presente cuya finalidad es facilitar el intercambio, que surgió como un avance tecnológico para superar el estado de trueque. De esta forma apreciamos que la moneda no amerita una teoría especial, en tanto la comprende la teoría de cualquier manifestación de riqueza.

 

Capítulo IX – La unidad de medida económica: aquí se aprecia la independencia de la teoría de la unidad de medida económica de la teoría de la moneda. La falta de independencia mencionada fue el motivo por el cual la teoría se vio envuelta en considerar a la moneda como un bien económico especial. A su vez comprendemos la causalidad inversa de la unidad de medida económica (lo mensurado define la dimensión de la unidad de medida) respecto de las unidades de medida de las demás ciencias (metro, kilo, etc.).

A su vez comprendemos la neutralidad de la unidad de medida económica (como toda unidad de medida, en tanto es dimensión), lo cual nos evita considerar siquiera la “neutralidad de la moneda” ―en tanto es riqueza no puede ser neutral.

Mediante la unidad de medida económica comprendemos la trascendencia de la doble relatividad de la riqueza.

 

Capítulo X – El cálculo económico (cómo mensurar la riqueza): a partir de una adecuada teoría de la unidad de media económica, en este capítulo procedemos al cálculo económico, el cual hacemos alternativamente por medio de los valores relativos y los precios.

 

Capítulo XI – Distribución eficiente de la riqueza: aquí explicamos cómo las dos leyes económicas naturales (utilidad marginal decreciente de la riqueza y relativa del intercambio) guían las acciones humanas que, en conjunto, definen la distribución de la riqueza (generar, conservar, intercambiar y destruir riqueza).

Se aprecia una teoría de la distribución de la riqueza completamente distinta a la que conocemos, según la cual primero se genera riqueza y luego se distribuye (de J.S. Mill, todavía vigente). Se demuestra la inconsistencia de postular la igualdad entre los cocientes de utilidades marginales y precios de todas las manifestaciones de riqueza ―”equilibrio” inconsistente en tanto el precio es variable dependiente de la utilidad marginal. [1]

La distribución eficiente es un fiel reflejo de la meritocracia natural que surge de la vigencia de las leyes económicas.

En este capítulo presentamos la ley de la acción humana, la cual es una simple y contundente extensión de la ley del intercambio, que nos permite comprender el fundamento de la conducta económica del ser humano, individual y en sociedad.

 

Capítulo XII – El cálculo económico (Subjetivo-monetario-contable): aquí apreciaremos cómo el cálculo económico subjetivo monetario es captado por la contabilidad de partida doble, herramienta que junto con la matemática financiera constituyen dos pilares del análisis económico.

En este capítulo incorporamos: la relevancia de la unidad de medida económica; su origen en la utilidad marginal de la moneda; su identidad como coeficiente de liquidez; su importancia como elemento que permite el pasaje analítico de lo micro cualitativo a lo macro cuantitativo; y su utilidad analítica para explicitar la teoría de la imputación.

De especial significación surgen: la teoría cuantitativa de la riqueza, y la correlación de la escasez monetaria, así como corroborar el rigor científico de haber adoptado la ecuación general de la riqueza, en tanto los teóricos la consideran como expresión de la “demanda” de riqueza, por ser la inversa de su rotación ―que en nuestra teoría equivale al valor (marginal y total) de riqueza.

 

Capítulo XIII – Evolución económica eficiente y equitativa (E4): aquí demostramos cómo la distribución eficiente implica también el mejor nivel de equidad (meritocracia natural). De tal forma se aprecia cómo las leyes económicas naturales son las que permiten la mejor complementariedad factible de alcanzar entre meritocracia y solidaridad, algo así como la meritocracia solidaria que implica obtener una solidaridad merituada ―ya que no existe la solidaridad compulsiva.

 

Capítulo XIV – El tiempo económico (el interés): aquí desarrollamos con amplitud nuestra teoría del tiempo económico, el cual se manifiesta mediante las variaciones de la riqueza, que suceden sí y sólo sí con la presencia de tiempo. A su vez, su valor-precio es el interés.

Estudiar el tiempo económico (interés) como las variaciones en la riqueza, implica considerarlo variable dependiente de ésta, lo que hemos llamado materialización indirecta del tiempo económico.

Que el tiempo económico implique conocer el comportamiento de la riqueza, equivale a referir a su ley de utilidad marginal decreciente, por lo cual no hace falta teoría especial alguna del interés. Es decir, Menger ya había resuelto la teoría del interés a fines del siglo XIX, sólo era necesario explicitar su idea, como lo hacemos en este capítulo: a partir de la utilidad.

Concluimos el capítulo postulando el teorema de la unidad de medida económica, que se convertirá en la herramienta central del análisis económico, en tanto nos permite develar todas las incógnitas ancestrales que impedían comprender la relación entre la moneda, como medio de cambio, y como unidad de medida económica de la riqueza ―y todo lo que de ella se deriva: ciclos, Phillips, etc.

Capítulo XV – El ahorro y el crédito: como consecuencia de la teoría del tiempo económico surge que el ahorro es igual a la riqueza presente, la cual opera como un crédito al futuro, cuya disponibilidad puede ser conservada por su propietario, o cedida a préstamo a terceros. Todo ello implica que no existe crédito sin riqueza presente que le de origen, lo cual da por tierra con la idea de generar crédito (moneda-crédito) de la nada.

 

Capítulo XVI – La inversión: en tanto la definimos como riqueza presente destinada a generar riqueza futura, comprendemos su vinculación con el interés dado que ambas entidades implican tiempo ―no hacen falta desarrollos teóricos especiales para comprender la temporalidad entre bienes de consumo e inversión.

 

Capítulo XVII – Teoría unificada del tiempo económico (renta o ingreso): sabiendo el comportamiento de la riqueza en el tiempo, utilidad marginal decreciente, estamos en condiciones de explicar todo lo que implique su presencia, en lugar de tener una teoría para cada una de las infinitas manifestaciones en las que el mismo pueda presentarse (inversión, crédito-deuda,…).

Aquí apreciaremos cómo la teoría del tiempo económico exime de una teoría del ingreso o renta, así como de los ciclos económicos.

 

Capítulo XVIII – El capitalismo (trabajo y capital): en tanto lo definimos como el sistema económico regido por las layes naturales de la utilidad marginal decreciente de la riqueza y relativa del intercambio, constituye un marco de referencia para comprender el avance donde se aplica, y el subdesarrollo donde no.

Aquí se aprecia con claridad científica que el capitalismo no sabe de plusvalía del trabajo, pero padece de plusvalía monetaria (por los sistemas monetarios irregulares que afectan el orden natural), así como de intervenciones fiscales y de regulaciones.

Por el contrario, se demuestra que el capitalismo es el único sistema económico donde es factible lograr la solidaridad merituada por el prójimo.

El capitalismo se presenta como el Óptimo Evolutivo (OE) de la economía de un país, se puede mensurar el nivel de subdesarrollo conforme la distancia que lo separa de él.

En este capítulo incorporamos el comportamiento del ingreso-salario en el capitalismo y se concluye con la Evolución Económica Natural.

 

Capítulo XIX – El capitalismo afectado: tema que en las ediciones anteriores estaba incluido en el capítulo precedente, dada la trascendencia del mismo hemos destinado un capítulo especial.

Concluimos el capítulo refiriendo a la precedencia de la teoría sobre la política, lo cual lleva a corroborar que las instituciones económicas antinaturales vigentes son consecuencia de la inconsistencia de la ciencia económica de las cuales han surgido. En otras palabras, aludimos a las consecuencias económicas sociales de la intromisión política sobre la vigencia de las leyes económicas naturales.

 

Capítulo XX – Síntesis comparativa de la Teoría Económica Subjetiva Solidaria (TESS): dado que TESS es discípula de la teoría de Carl Menger, cuyo origen es de finales del siglo XIX, se hace imperioso compararla con los desarrollos teóricos del siglo XX, vigentes en los claustros, tarea que hacemos en este capítulo.

También especificamos las correlaciones generales que existen entre las variables económicas, lo cual exime de toda idea de equilibrio económico, o mecanismo de transmisión indirecta entre ellas.

Aquí hemos incorporado aspectos comparativos epistemológicos, así como una síntesis de ecuaciones y correlaciones de la TESS.

 

Anexos: en virtud de las nuevas herramientas incorporadas, y como consecuencia de gran cantidad de consultas sobre algunos temas en particular, es que en esta edición incorporamos más anexos.

 

Anexo I – El valor – Términos ad hoc: dado que el valor es la piedra basal de la teoría económica ―origen de la doble relatividad de la riqueza―, hemos considerado oportuno referir a los distintos términos mediante los cuales se ha tratado el tema. Lo que configura una muestra muy ilustrativa para advertir los fallidos intentos teóricos para comprender toda la dimensión del valor.

 

Anexo II – La riqueza moneda en Menger: hemos incorporado este anexo a fin de comprender el desvío operado sobre el tema después de la teoría monetaria de Menger (siglo XIX). Extravío que encontraría solución a comienzos del siglo XXI, a partir de retomar desde el estado en que Menger la dejara.

 

Anexo III – Mises neoclásico: aquí se podrá apreciar el sustento neoclásico de la teoría monetaria de Mises.

 

Anexo IV – Unidad de medida y mensura económica en Menger: este anexo muestra cómo la teoría de la unidad de medida económica y mensura del valor, aquí desarrolladas, despejan los claro-oscuros que sobre ella subyacían en Menger.

 

Anexo V – Moneda, unidad de medida y precios en Hayek: en este anexo veremos cómo se pone de manifiesto el extravío de la ciencia económica respecto a los temas aquí involucrados. Dado su nivel intelectual, y la específica preocupación sobre estos temas, basta con sólo referir a Hayek.

 

Anexo VI: Contabilidad monetaria macroeconómica – Explicación y consecuencias: en este anexo explicamos en forma muy sencilla que el sistema bancario es el deudor de las monedas crediticias. Para ello usamos un sencillo ejemplo contable de pocas líneas.

 

Anexo VII – El fallo de la teoría clásica-neoclásica: el mismo se analiza en función de la síntesis presente en la propuesta de distribución del ingreso (Ua /Pa = Ub /Pb =… U$ /P$).

 

Anexo VIII – Jevons neoclásico: aquí presentamos al Jevons teóricamente subjetivista que sucumbió al Jevons epistemológicamente objetivista. La creencia de que el “ingenio” metodológico de Jevons lo mantenía dentro del subjetivismo, motivó el pensar que la teoría del valor ya estaba resuelta, origen del desvío de la teoría económica respecto del marginalismo subjetivo de Menger.

No se advirtió que Menger fue marginalista subjetivo, mientras que Jevons y Walras fueron marginalistas objetivos. Habiendo vencido estos últimos en los claustros, marcaron el rumbo de la teoría económica del siglo XX, aún vigente.

 

Anexo IX – Tiempo de producción – Destrucción creativa – Imputación – Triángulo de Hayek: dada la relevancia del tiempo, en los tres subtítulos, es que hemos incorporado un anexo para el tratamiento del proceso temporal de producción. Incluye también una especie de síntesis comparativa entre la teoría tradicional de los ciclos austriacos, con la teoría de la alteración a la Evolución Económica Natural derivada de la TESS (mengeriana).

 

Anexo X – Interés y variación de precios: en este anexo se pone de relieve el error subyacente en las teorías económicas al momento de relacionar el aspecto temporal de los precios y el interés, y la solución presente en las teorías aquí desarrolladas.

 

Anexo XI – La unidad de medida económica: este anexo está dedicado a explicar los fundamentos de una adecuada teoría de la unidad de medida económica. Comenzamos por conocer el marco restrictivo, impuesto por las leyes de riqueza o acción humana (intercambio), dentro del cual es factible obtener una teoría con rigor científico de la unidad de medida económica. Escollo por el cual Menger y Hayek, al no haberlo detectado, dejaron su solución para los futuros teóricos, posta retomada en nuestras investigaciones, que nos permitió elaborar una teoría con rigor científico dentro de las naturales restricciones económicas (escasez en un marco de doble relatividad de riqueza).

 


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[1] Como lo sostienen las teorías vigentes, implícito en el “equilibrio del consumidor”.

 
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